Rehabilitación del colegio San Pedro de Alcántara como Escuela de Artes y Oficios

Badajoz, ES

Proyecto
Escuela Artes y Oficios
Cliente
Ayuntamiento de Badajoz
Localización
Badajoz, ES
Fecha
2021
Estado
Concurso
Arquitectos
NGNP + Pablo Millán
Uso
Docente
Encargo
Concurso, 2º premio
Escala
2.400 m2
Presupuesto
1.176.470 € PEM
Contratista
-
Fotografías
-
Imágenes
NGNP

 

Noli me tangere. Buscamos no tocar el patrimonio. Restaurarlo, consolidarlo, ponerlo en valor integrándolo en el funcionamiento lógico del programa planteado, pero sin tocarlo. Este intento nos recuerda esa escena llevada tan sublimemente representada por Fran Angelico, Giotto, Ducio, Boticelli, Andrea del Sarto, Durero, Tiziano, Bronzino hasta incluso Corregio con esa bellísima escena hoy expuesta en el Museo del Prado. Todos ellos evidencian el deseo de tocar y casi la necesidad de producir el contacto. Pero en todos ellos queda de manifiesto el hecho de que, de haberse llevado a cabo esa unión, la escena hubiera perdido todo el sentido.

El proyecto planteado nace de esta idea, no tocar las preexistencias y llevarlas a ese punto de tensión entre lo patrimonial y lo contemporáneo. La geometría precisa de los claustros establece un marco incomparable para este proyecto, dado que en todo momento se sabe qué elemento responde a la naturaleza de estos importantes deambulatorios y qué elementos no. Es por ello que el objetivo fundamental es cumplir lo que la Carta de Venecia de 1964 afirma en su introducción: la “humanidad, reconociéndose solidariamente responsable de la conservación del Patrimonio monumental común, ha de aspirar a transmitirlo con toda la riqueza de su autenticidad”. Esta exigencia de autenticidad referida al propio mensaje de la memoria del pasado y de los significados del presente, a su capacidad de comunicar sus mensajes y valores, empezando por frenar el deterioro de los claustros, reparando las causas que lo están provocando, recuperando los valores arquitectónicos perdidos. Ello unido a su conservación que “…comprende todas las operaciones dirigidas a entender una obra, a conocer su historia y su significado y a asegurar la perdurabilidad de los materiales y, eventualmente, su restauración, su puesta en valor”, tal como se expone en el documento de Nara de ICOMOS (1994).

El criterio general de la propuesta que presentamos es el de recuperación de la espacialidad original, por un lado, e intervenir lo mínimo posible, por otro, y siempre con carácter de reversibilidad. Hacemos nuestro el concepto de “menos es suficiente”, en el sentido de que la propia genética del edificio existente, su espacialidad vacante, es lo que otorga de valor al mismo y, por tanto, es lo que hay que lograr recuperar. La nueva Escuela de Artes y Oficios se “acomodará” al edificio y no al revés.

Ambos claustros, ambos vacíos, están rodeados en origen por un deambulatorio, que a su vez daría accesos a estancias del antiguo convento. Estos deambulatorios, galerías, recuperan el carácter de espacios diáfanos y albergarán grandes salas, en este caso aulas y talleres. Los dos vacíos, los dos patios, van a albergar los usos más acordes a ellos, congregacionales, multifuncionales: salón de actos y sala de exposiciones. Para ello, se interviene de forma opuesta en uno y en otro. En el claustro menor, se superpone una cubierta que levita sobre el vacío, que no toca sus muros, negra, que otorga al espacio gran versatilidad: funciona como patio cubierto, sala de eventos, etc., o incluso como una caja ciega, salón de actos, sala de conciertos, etc. En el claustro mayor, se resuelve la circulación para acceder a las grandes salas diáfanas mediante la creación de un nuevo deambulatorio, de geometría contrastada pero igualmente pura, platónica, un círculo. En planta baja este sencillo artefacto genera un espacio ambivalente: el perímetro, de distribución cubierta con amplitud en las esquinas, y el centro, la gran sala de exposiciones. Puede funcionar todo como un único espacio, o llegar al extremo de sectorizar uno de otro mediante textiles o vidrios interpuestos en la estructura vertical. Este artefacto es autoportante y, de nuevo, como ocurre en el otro claustro, no toca al bien patrimonial. En planta primera este gran deambulatorio se convierte en distribución y sitio de encuentro, en una cavea alta incluso. El claustro mayor se cubre mediante un entoldado ligero motorizado, que permite que el vacío se convierta también en un gran espacio bioclimático.

Actualmente los dos claustros no presentan conexión interna entre ellos. Consideramos fundamental que esto ocurra. Por tanto, conectamos en el punto donde suponemos se conectaban en otros tiempos. La diferencia de cota entre ambos se absorbe mediante una secuencia de rampas, haciendo que el complejo edificado cuente con accesibilidad universal. Esta sutil unión entre ambos claustros nos permite a su vez elevar el grado de polivalencia y régimen de uso del centro. Cada claustro es accesible desde vía pública. Junto a esa unión entre ambos posicionamos los núcleos de aseos, pudiendo usar los mismos con alguno de los dos claustros cerrados. Por tanto, en un régimen de uso cotidiano, en horario lectivo, el centro se usa en su totalidad, con acceso principal desde la calle Chapín, y acceso alternativo para usos concretos (biblioteca, administración, etc.), desde la calle José Lanot. Otros regímenes de uso que a priori parece que puedan ser habituales en horario no lectivo son: exposiciones o eventos en el claustro mayor, con acceso desde Chapín; exposiciones o eventos en el claustro menos, con acceso desde José Lanot; y biblioteca desde José Lanot.

En el claustro mayor, de forma anti-simétrica a la existente y en la zona donde se establece el acceso principal, se dispone una nueva escalera junto con un montacargas. Respecto a la escalera monumental existente, se rehabilita y sólo se modifica el primer tramo de acceso a la estancia abovedada. Como mejora notable de la normativa de accesibilidad, proponemos deprimir el suelo de dicho espacio rectangular, dejándolo a cota del resto del edificio, e introducir el primer tramo de peldaños dentro del mismo, a modo de mueble de madera, usando material contrastado respecto a lo original.

La diafanidad total de las estancias resultantes se consigue gracias a congregar todos los espacios servidores en paquetes que se conforman como muebles que apenas tocan la construcción existente. Según las necesidades, albergan armarios, vestidores, piletas, etc., y las puertas. Éstas siempre se disponen del lado del claustro, reproduciendo de algún modo el deambular original.